Darse una vuelta por Ribadesella se convierte en un paseo muy denso y entretenido, con decenas de localizaciones de interés.
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Partida en dos por el bello estuario del rÃo Sella, las dos orillas urbanas de la localidad se comunican por un puente sobre la rÃa. En la zona Este se localiza el casco histórico y las calles centrales de la Gran VÃa o Comercio, que confieren al trazado del pueblo un sentido amplio y ordenado y donde se encuentran buena parte de los locales comerciales y de ocio de Ribadesella. Uno de los puntos neurálgicos de esta parte de la villa se encuentra en las inmediaciones de La Plaza Nueva y la Plaza de la Iglesia, un espacio muy concurrido en verano y donde abundan las sidrerÃas, cafeterÃas y tiendas. El casco antiguo está peatonalizado y se extiende desde el coqueto parque de la Atalaya hasta su estribación más occidental en el barrio del Portiellu, uno de los núcleos poblaciones que dieron lugar a la villa misma y que marcaron su condición marinera.
El puerto de Ribadesella
La zona portuaria ha sido remodelada en la última década y combina ahora la presencia de redes y barcos de pescadores con su orientación como bulevar: paseo turÃstico y comercial al pie del rÃa. La propia desembocadura del sella ha sufrido una transformación en su uso; ha pasado de ser refugio exclusivo de embarcaciones pesqueras -como aún atestiguan los barcos y las lanchas de pesca, o la propia lonja de Pescado (La Rula)- a compartir sus aguas con los veleros de Ãndole recreativo que atracan en los pantalanes de un nuevo puerto deportivo, levantado en la orilla contraria al muelle tradicional. El atractivo de esta zona del puerto se convierte en puro placer estético paseando por el popular Paseo de la Grúa, en el extremo oriental de la rÃa. Es este un recorrido muy recomendable que se trazó según las directrices arquitectónicas de la época de Carlos III y que resulta muy agradable para el paseo. Caminando por él obtenemos una buena panorámica del casco urbano principal de la villa, pero también de la orilla oeste, incluyendo hermosa Playa de Santa Marina.
En este paseo, el humorista Antonio Mingote ha dejado plasmada su mayor viñeta, en seis murales de cerámica que repasan la historia local. Los que popularmente se conocen como los Paneles de Mingote, son una auténtica obra de arte al aire libre que no debes perderte.
Los paneles de Mingote
EspecialÃsimo repaso a la historia local con el que el humorista y académico de la Lengua deja su impronta como en ningún otro de sus trabajos. Con el trazo alegre…
Recorremos el Paseo de la Grúa hasta su final y llegamos a un espacio amplio, con altos muros de contención, desde el que obtenemos una vista cercana del Mar Cantábrico. Sobre nosotros se levanta el Monte Corberu, un promontorio con vistas exclusivas. Desde la zona en la que nos encontramos podemos ascender a él fácilmente por unas escaleras. En lo alto se encuentra la Ermita de GuÃa, una pequeña capilla que es sede de la Virgen del mismo nombre, la patrona del gremio de los marineros desde tiempos antiguos. En el entorno de la ermita descubrimos cañones auténticos apuntando hacia el horizonte. Se trata de las armas que los antiguos riosellanos emplearon para protegerse de cualquier amenaza que llegará desde el mar, llámese piratas o conquistadores extranjeros.
Desde el monte de «GuÃa» obtenemos un mapa exacto de la villa, con sus dos partes claramente diferenciadas, su enorme playa, el amplio estuario y las cordilleras altas que cercan el pueblo por el sur, con su cota máxima localizada en el monte Mofrechu. En el extremo de la playa está el Monte Somos, que junto con el Corberu, en el que nos encontramos, dan a la desembocadura y a la playa un aspecto de concha. Si miramos más hacia abajo descubrimos los pedrales. La costa a los pies del acantilado es de rocas y cantos rodados.
Los pedrales de Ribadesella
Combinan la caducidad de sus formas sometidas a la erosión con la muestra perenne de las especies que lo han habitado y lo habitan, incluidos el hombre y su cultura.…
Descendemos desde la capilla por una camino que discurre por el monte Corberu y que nos dejará en el casco antiguo de la Villa, concretamente en el parque de la Atalaya. Muy cerca encontramos la playa del mismo nombre, una de las dos zonas de baño más frecuentadas de Ribadesella. La Playa de la Atalaya es un pedral avanzado en su evolución y ha venido siendo tradicionalmente el «solarium» predilecto de los habitantes de esta zona. A derecha e izquierda, el pedral de la Atalaya se prolonga en más calas de piedra y zonas de baño privilegiadas, con piscinas y pozas naturales para disfrutar del mar en estado puro.
El casco antiguo de Ribadesella
Desde aquÃ, y reandando el sentido por el que llegamos al pedral, podemos adentrarnos en el casco histórico de la localidad. Se trata de un entorno restaurado y peatonal, con joyas arquitectónicas como la Casa de los Ardines, el Palacio de Prieto Cutre, actual edificio del Ayuntamiento, o la casona del Escudo, que entre otros inmuebles conceden a la zona un tÃtulo merecido: «histórico artÃstico».
La iglesia parroquial de Santa MarÃa Magdalena, y su plaza contigua, en pleno casco antiguo, bien merece una visita por su singularidad estética y por las joyas pictóricas que guarda en su interior el propio templo. Destacan los cuatro enormes murales pintados al fresco por los hermanos Bernardo, Celestino y Antonio UrÃa Aza, situados en las cuatro caras que rematan el crucero y que son una clara alegorÃa contra todas las guerras.
Los murales de la iglesia de Ribadesella
La iglesia parroquial de Ribadesella alberga un tesoro contemporáneo, la obra monumental de tres artistas del cielo y de las grandes escenas: Los Hermanos UrÃÂa Aza. En el interior del…
El casco histórico también alberga el más antiguo «centro de compras» de Ribadesella, su mercado semanal de los miércoles, inaugurado junto a la villa misma en el siglo XIII. En él los pequeños productores de la comarca ofrecen al público las hortalizas del concejo, las frutas de temporada, «fabes», frutas de temporada, castañas, avellanas y nueces, quesos, dulces de manzana, «pantrucos» o harina de maÃz, indispensable para los tortos fritos y para la consistente «borona», hecha al horno y rellena de embutidos. El mercado semanal es también un escaparate pa los puestos de ropa, utensilios diversos, antigüedades, floristerÃas, etc.
El conjunto Histórico ArtÃstico presenta un trazado de corte medieval y deja entrever edificaciones con balcones en voladizo, galerÃas acristaladas, áticos con forma de buhardilla, fachadas con escudos nobiliarios y soportales, con edificaciones que datan de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX. El resto del casco urbano en esta orilla del Sella se extiende sobre una plataforma ganada a las aguas de la rÃa a lo largo de los últimos siglos, y la relativa modernidad de sus cimientos le ha permitido tener un trazado de calles con una gran sensación de amplitud, acorde con las normas urbanÃsticas de Carlos III, bajo cuyo reinado se acometió el ensanche de la villa y puerto.
En en el ensanche contemporáneo descubrimos edificios sobrios y sólidos de planta cuadrada del siglo XIX que se combinan con otros de construcción más reciente.
La playa de Ribadesella
Al otro lado de la rÃa, tras cruzar el puente, accedemos al Arenal de Santa Marina. Aquà en el año 1907 la marquesa de Argüelles puso en marcha una singular urbanización. Las lujosas residencias y los hoteles que hoy dÃa podemos observar en esta parte de Ribadesella son una herencia de las construcciones de aristócratas e indianos como la más citada de Villa Rosario, actualmente hotel. Justo en esta orilla del Sella, al pie de la Playa, parte de la burguesÃa de la época encontró un entorno balneárico apropiado para los baños de sol y de mar, y un lugar perfecto donde residir en largas estancias estivales. En esta zona urbanizada se entremezclan nuevas edificaciones con las muestras constructivas modernistas de principios del siglo XX. Caminar por el paseo de la playa es un ejercicio válido en cualquier época del año.
En su vertiente oriental, la playa de Santa Marina concluye en la llamada Punta del Arenal, donde la rÃa del Sella toma su última curva antes de desembocar al mar. Este puntal era antiguamente un territorio mucho más vasto, zona de dunas, varadero de lanchas y solar de industrias balleneras. La posterior urbanización de la zona conocida hoy como «La punta» fue cambiando el uso de esta zona y su fisonomÃa.
Playa de Santa Marina
Existen pocas playas en el Cantábrico que dibujen una panorámica tan espectacular y que están circundadas por un paisaje tan contrastado. Tomando una vista aérea, o divisando la playa de…
Los atractivos de la orilla Oeste del Sella son más que la propia playa y sus joyas arquitectónicas. Muy cerca se encuentran las cuevas de Tito Bustillo y el macizo de Ardines, un entorno de asentamientos paleolÃticos con numerosas muestras de arte rupestre magdaleniense que lo convierten en uno de los santuarios prehistóricos del mundo.
Cueva de Tito Bustillo
La cueva de Tito Bustillo es uno de los grandes santuarios del arte paleolÃtico de Europa. Forma parte de una red de cavernas conectadas entre sà y pertenecientes a una…
En la cima del propio macizo de Ardines encontramos además otro estupendo mirador de la villa. Tomando la N-632 dirección Gijón, y apenas abandonado el casco urbano ascendemos por la AS-341 en dirección a la aldea del Carmen. Tras 100 metros recorridos abandonamos esta carretera para continuar a la izquierda en dirección al área recreativa de la MorÃa. Esta planicie es un lugar de recreo muy frecuentado con el buen tiempo y una atalaya única para disfrutar de la vista del pueblo. La panorámica es amplia: Ribadesella y su puerto, la bahÃa y desembocadura del Sella, la ermita de GuÃa, la playa de Santa Marina… También descubrimos el extenso parque natural del Malecón, una marisma alargada que delimita al Sur el paseo de la Playa. El Malecón alberga un gran valor ecológico y es un lugar de paso para las aves migratorias. Se puede descubrir su fauna y flora paseando por el propio parque. Existe una via asfaltada y una serie de pasarelas y torretas para verlo todo muy de cerca.
Si nos decidimos por subir al Monte Somos, ascendiendo una estrecha carretera que parte justo en el lÃmite occidental de la playa, descubrimos también una vista inmejorable de la playa y descubrimos que el pueblo aún continúa hacia el oeste en extensas urbanizaciones que se vienen construyendo desde los años 80. Justo en este extremo occidental encontramos también el paseo de la Punta el Pozu, que bordea el monte Somos en su zona baja y que pone lÃmite a la playa. Al final del mismo nos deleitaremos con la presencia cercana del mar y los acantilados próximos en los que además encontramos, justo al final del paseo, huellas de dinosaurio en lajas verticales que se forman parte de la costa jurásica asturiana.
La rÃa del Sella
Aún podemos disfrutar de un paseo más si volvemos a cruzar el puente en dirección al casco urbano y tomamos hacia la derecha una vez que concluye. Desde el mismo podio del Descenso Internacional parte el paseo de Los Vencedores del Sella, que discurre junto al rÃo hasta el barrio del Cobayu y que continúa más allá. Este paseo nos descubre al final el área natural de la Mediana. Frente a nosotros se extiende un vasto territorio llano, una joya fluvial, fértil y hermosa que ha sido declarada recientemente entorno protegido y que quizás en un futuro cercano cuente con lo necesario para garantizar un paseo a pie, uno más de los muchos que Ribadesella proporciona a sus habitantes y turistas y que la convierte en una de las villas con más perspectivas de sà misma.