Darse una vuelta por Ribadesella se convierte en un paseo muy denso y entretenido, con decenas de localizaciones de interés.
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Partida en dos por el bello estuario del río Sella, las dos orillas urbanas de la localidad se comunican por un puente sobre la ría. En la zona Este se localiza el casco histórico y las calles centrales de la Gran Vía o Comercio, que confieren al trazado del pueblo un sentido amplio y ordenado y donde se encuentran buena parte de los locales comerciales y de ocio de Ribadesella. Uno de los puntos neurálgicos de esta parte de la villa se encuentra en las inmediaciones de La Plaza Nueva y la Plaza de la Iglesia, un espacio muy concurrido en verano y donde abundan las sidrerías, cafeterías y tiendas.
La mejor perspectiva para hacerse una idea de la belleza de esta localidad es ascender a la ermita de Guía. La panorámica desde aquí no tiene precio.
Mirador y ermita de Guía
Quien visite Ribadesella no debería irse sin antes haber disfrutado de su panorámica más extraordinaria….
El casco antiguo está peatonalizado y se extiende desde el coqueto parque de la Atalaya hasta su estribación más occidental en el barrio del Portiellu, uno de los núcleos poblaciones que dieron lugar a la villa misma y que marcaron su condición marinera.
El Portiellu
El barrio del Portiellu puede ser un buen aperitivo de los numerosos encantos que esta villa marinera ofrece…
El casco antiguo de Ribadesella
Desde aquí, y reandando el sentido por el que llegamos al pedral, podemos adentrarnos en el casco histórico de la localidad. Se trata de un entorno restaurado y peatonal, con joyas arquitectónicas como la Casa de los Ardines, el Palacio de Prieto Cutre, actual edificio del Ayuntamiento, o la casona del Escudo, que entre otros inmuebles conceden a la zona un título merecido: «histórico artístico».
La iglesia parroquial de Santa María Magdalena, y su plaza contigua, en pleno casco antiguo, bien merece una visita por su singularidad estética y por las joyas pictóricas que guarda en su interior el propio templo. Destacan los cuatro enormes murales pintados al fresco por los hermanos Bernardo, Celestino y Antonio Uría Aza, situados en las cuatro caras que rematan el crucero y que son una clara alegoría contra todas las guerras.
Los murales de la iglesia de Ribadesella
La iglesia parroquial de Ribadesella alberga un tesoro contemporáneo, la obra monumental de tres artistas…
El casco histórico también alberga el más antiguo «centro de compras» de Ribadesella, su mercado semanal de los miércoles, inaugurado junto a la villa misma en el siglo XIII. En él los pequeños productores de la comarca ofrecen al público las hortalizas del concejo, las frutas de temporada, «fabes», frutas de temporada, castañas, avellanas y nueces, quesos, dulces de manzana, «pantrucos» o harina de maíz, indispensable para los tortos fritos y para la consistente «borona», hecha al horno y rellena de embutidos. El mercado semanal es también un escaparate pa los puestos de ropa, utensilios diversos, antigüedades, floristerías, etc.
Mercado semanal Ribadesella
El mercadillo semanal de Ribadesella es sin duda uno de los más «prestosos» (encantadores) de Asturias,…
El conjunto Histórico Artístico presenta un trazado de corte medieval y deja entrever edificaciones con balcones en voladizo, galerías acristaladas, áticos con forma de buhardilla, fachadas con escudos nobiliarios y soportales, con edificaciones que datan de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX. El resto del casco urbano en esta orilla del Sella se extiende sobre una plataforma ganada a las aguas de la ría a lo largo de los últimos siglos, y la relativa modernidad de sus cimientos le ha permitido tener un trazado de calles con una gran sensación de amplitud, acorde con las normas urbanísticas de Carlos III, bajo cuyo reinado se acometió el ensanche de la villa y puerto.
El Muelle y el Paseo de la Grúa
El puerto riosellano es sin duda el alma de la localidad, pues permitió su desarrollo y marcó el carácter…
En en el ensanche contemporáneo descubrimos edificios sobrios y sólidos de planta cuadrada del siglo XIX que se combinan con otros de construcción más reciente.
La playa de Ribadesella
Al otro lado de la ría, tras cruzar el puente, accedemos al Arenal de Santa Marina. Aquí en el año 1907 la marquesa de Argüelles puso en marcha una singular urbanización. Las lujosas residencias y los hoteles que hoy día podemos observar en esta parte de Ribadesella son una herencia de las construcciones de aristócratas e indianos como la más citada de Villa Rosario, actualmente hotel. Justo en esta orilla del Sella, al pie de la Playa, parte de la burguesía de la época encontró un entorno balneárico apropiado para los baños de sol y de mar, y un lugar perfecto donde residir en largas estancias estivales. En esta zona urbanizada se entremezclan nuevas edificaciones con las muestras constructivas modernistas de principios del siglo XX. Caminar por el paseo de la playa es un ejercicio válido en cualquier época del año.
En su vertiente oriental, la playa de Santa Marina concluye en la llamada Punta del Arenal, donde la ría del Sella toma su última curva antes de desembocar al mar. Este puntal era antiguamente un territorio mucho más vasto, zona de dunas, varadero de lanchas y solar de industrias balleneras. La posterior urbanización de la zona conocida hoy como «La punta» fue cambiando el uso de esta zona y su fisonomía.
Playa de Santa Marina
Existen pocas playas en el Cantábrico que dibujen una panorámica tan espectacular y que están circundadas…
Los atractivos de la orilla Oeste del Sella son más que la propia playa y sus joyas arquitectónicas. Muy cerca se encuentran las cuevas de Tito Bustillo y el macizo de Ardines, un entorno de asentamientos paleolíticos con numerosas muestras de arte rupestre magdaleniense que lo convierten en uno de los santuarios prehistóricos del mundo.
Cueva de Tito Bustillo
Al visitar Tito Bustillo podremos sufrir una sensación cercana a la mística y a la espiritualidad propia…
En la cima del propio macizo de Ardines encontramos además otro estupendo mirador de la villa. Tomando la N-632 dirección Gijón, y apenas abandonado el casco urbano ascendemos por la AS-341 en dirección a la aldea del Carmen. Tras 100 metros recorridos abandonamos esta carretera para continuar a la izquierda en dirección al área recreativa de la Moría. Esta planicie es un lugar de recreo muy frecuentado con el buen tiempo y una atalaya única para disfrutar de la vista del pueblo. La panorámica es amplia: Ribadesella y su puerto, la bahía y desembocadura del Sella, la ermita de Guía, la playa de Santa Marina… También descubrimos el extenso parque natural del Malecón, una marisma alargada que delimita al Sur el paseo de la Playa. El Malecón alberga un gran valor ecológico y es un lugar de paso para las aves migratorias. Se puede descubrir su fauna y flora paseando por el propio parque. Existe una via asfaltada y una serie de pasarelas y torretas para verlo todo muy de cerca.
Parque del Malecón
Espacio de marismas urbanas donde habitan una gran variedad de aves a lo largo del año. La zona cuenta con…
Si nos decidimos por subir al Monte Somos, ascendiendo una estrecha carretera que parte justo en el límite occidental de la playa, descubrimos también una vista inmejorable de la playa y descubrimos que el pueblo aún continúa hacia el oeste en extensas urbanizaciones que se vienen construyendo desde los años 80. Justo en este extremo occidental encontramos también el paseo de la Punta el Pozu, que bordea el monte Somos en su zona baja y que pone límite a la playa. Al final del mismo nos deleitaremos con la presencia cercana del mar y los acantilados próximos en los que además encontramos, justo al final del paseo, huellas de dinosaurio en lajas verticales que se forman parte de la costa jurásica asturiana.
Mirador de la Punta del Pozu
El extremo occidental de la playa de Santa Marina, un paseo peatonal al pie del Monte Somos, es un mirador…
La ría del Sella
Aún podemos disfrutar de un paseo más si volvemos a cruzar el puente en dirección al casco urbano y tomamos hacia la derecha una vez que concluye. Desde el mismo podio del Descenso Internacional parte el paseo de Los Vencedores del Sella, que discurre junto al río hasta el barrio del Cobayu y que continúa más allá. Este paseo nos descubre al final el área natural de la Mediana. Frente a nosotros se extiende un vasto territorio llano, una joya fluvial, fértil y hermosa que ha sido declarada recientemente entorno protegido y que quizás en un futuro cercano cuente con lo necesario para garantizar un paseo a pie, uno más de los muchos que Ribadesella proporciona a sus habitantes y turistas y que la convierte en una de las villas con más perspectivas de sí misma.
Texto: © Ramón Molleda para ribadesella.com